Han pasado más de treinta años desde que mi guía espiritual insistía en que antes de ilustrarme con libros escritos por otras personas, mirase en mi interior para descubrirme, para hacer aflorar todo el potencial que guardaba dentro. Por aquellas cosas del día a día, del trabajar para subsistir, por acomodarme y no arriesgar, lo olvidé. La buena noticia es que nunca es tarde para recuperarte.
Esa recuperación pasa por dedicarte un tiempo a ti mismo, cinco, diez minutos diarios para hablarte, meditando, reflexionando, analizando dónde estás y hasta dónde quieres llegar, cuándo, con quien. Esto facilitará dar prioridad a tus ideas y analizar ideas ajenas sin menospreciarte a ti mismo.
“Las cosas pasan por algo”
No estoy seguro si quiere decir que estamos predestinados, que nuestro destino está escrito o si estas cosas que pasan son necesarias para el aprendizaje correspondiente a ésta reencarnación. Si es así que hubiesen avisado porque quizá habría utilizado mi tiempo y dinero de otra manera.
Soy más de la opinión de que efectivamente pasan por algo, son sin duda la consecuencia de mis actos. Actos que realizo en una comunidad donde cada uno de sus componentes realiza sus propios actos que afectan a las personas que les rodean.
Se suele decir que estas cosas que te pasan a las bravas, sin previo aviso, son aprendizajes necesarios en tu vida que te van a ayudar a crecer. Nunca me ha gustado aprender a “golpes”, dame la opción de crecer a mi manera. Si la cosa se pone difícil te dirán que lo mejor está por llegar, que no hay mal que cien años dure.
La única verdad es que no podemos retroceder en el tiempo y es posible que nos reconforte ese tipo de pensamientos, excusas para aquello que no podemos cambiar.
Y dentro de este tipo de conversaciones siempre aparece la pregunta: ¿Qué cosas de tu pasado cambiarías? Si tienes tiempo te hago una lista. Sin embargo la respuesta generalizada es “nada” acompañada de una profunda reflexión: “Las cosas pasan por algo”
Persigue tus sueños.
Frase peligrosa donde las haya que como eslogan es ideal. Mi sueño me saca ventaja, corro, corro y no paro de correr, pero quizá no consiga alcanzarlo porque las cosas siempre pasan por algo. Aun así no cejaré en el empeño. Hasta ahora perseguir mi sueño ha facilitado que el sueño de otras personas crezca y crezca a base de inversiones y tiempo. Y esto hace que me plantee si estoy viviendo el sueño de otros.
Me voy a declarar culpable de comprar humo. Necesidad, ingenuidad, buena fe, exceso de confianza, el cuento de la lechera quizá. Nada que reprochar porque afortunadamente somos dueños de nuestros actos.
En la misma burbuja conviven vendedores de humo con personas comprometidas socialmente, de esos que aportan de verdad y hacen coincidir sus palabras con sus actos, junto con compradores compulsivos de felicidad, incautos, deseosos de alcanzar sus sueños. Crecimiento personal, escrúpulos y negocio no suelen ser fieles compañeros de viaje.
De todo esto extraemos la parte positiva. Llámalo sueño u objetivo. Soy de los que apuestan por luchar para conseguir lo que quieren en sus vidas, y para eso es esencial tener la cabeza fría. No puedes eliminar las circunstancias que te rodean pero sí trabajar para compatibilizar esas metas con tu realidad. Tú y solo tú tienes el derecho y la oportunidad de hacerlo y sólo necesitas de aquello que te aporte algo para alcanzar la meta final. Aléjate del humo y que la ilusión, gasolina de tu motor, no te ciegue en la búsqueda.