El Complejo de Calimero y la Felicidad

No muchos recordaréis a Calimero, protagonista de una serie de dibujos animados de los 70. Un pollito negro con medio cascaron de huevo en la cabeza. Sus frases favoritas eran: “nadie me quiere porque soy pequeño y negro” o “es una injusticia”.
Hoy quiero reivindicar esa parte de cada uno de nosotros que realmente nos hace diferentes. “Yo también soy Calimero”.

                                                    

Asistimos a una escalada donde la felicidad comienza a ser una imposición. Es esa corriente que hace que nos fijemos en los demás, que deseemos su vida, que inundemos de corazones y “likes” sus comentarios en redes sociales, que envidiemos lo que hacen y lo que dicen sin ninguna otra consideración. Muchos esperan su oportunidad para lanzarse en busca de la felicidad sin saber lo que quieren encontrar.

No podría definir la felicidad como concepto general porque hablamos de una sensación dependiente de factores que inicialmente no elegimos. Esto de adaptarnos o ser felices con lo que tenemos me toca el alma. Cierto es que muchas de nuestras acciones y decisiones van a marcar cómo se va a desarrollar nuestra vida pero hay otras muchas que no elegimos y con las que tenemos que lidiar diariamente.

Mi concepto de felicidad es, sin temor a equivocarme, completamente diferente al de cualquier persona que lea este post. Por eso me sentiré triste, desanimado, enfadado y muy cabreado cuando toque. Me reiré, besaré y abrazaré cuando realmente lo sienta. Diré lo que pienso aunque parezca poco recomendable. No tengo en absoluto la obligación de ser feliz. Seré como a mí me venga en gana y sin duda, esto aumentará mis posibilidades de alcanzar la felicidad, pero a mi manera.

He leído libros que esconden su secreto, con otros obtienes las claves del emprendimiento exitoso, otros te ayudan a conocerte y te explican tu relación con el Universo. Os engañaría si os dijese que no he extraído aprendizajes útiles de cada uno de ellos. La mayoría válidos si eliminamos el “contexto” de la ecuación.

He tenido que escuchar de personas que me conocen poco o nada, afirmaciones tan arriesgadas como que no deseo ser feliz. Opinan que tampoco trabajaré en eso que tanto me ilusiona porque no lo deseo demasiado, porque no me esfuerzo lo suficiente. Han llegado a decirme que ellos lo han dejado todo por alcanzar su sueño. Si no tienes alma puede resultar sencillo. Les preguntaría qué es dejar todo. Trabajo, familia, ciudad, amigos, cuenta bancaria… ¿Cuál eran sus responsabilidades cuando lo dejó “todo”?

No puedo imaginar nada que me hiciese tan infeliz como dejar todo atrás. Mi felicidad no se consigue a costa de hacer infelices a los que me rodean. Vamos a dejar de ser héroes y convertirnos en personas normales que se levantan cada mañana con la actitud de mejorar.

Y esta sería mi particular definición de felicidad: “Hacer felices a los que me rodean, logrando compatibilizar contexto y objetivo “.

En definitiva, adoro lo diferente y confieso que son de esas cosas que suman. No quiero ser un número feliz. No soy miembro de la familia happy flower. No quiero poner la otra mejilla ni adorar a gigantes con pies de barro. Harto de palmaditas en la espalda y postureo cariñoso, apuesto por la sencillez, la humildad. Apuesto por lo auténtico, lo natural y por cualquier actitud cargada de buenas intenciones, sin aristas ni dobleces. Equivocarte, rectificar, volver a equivocarte y a rectificar, creciendo cada día un poco más aunque sea en una dirección diferente a la que marca la tendencia, es mi mejor punto de partida.

Solo pregúntate una cosa: ¿Sobre qué valores quieres edificar tu particular felicidad?

Conversaciones

Porque hay palabras que nunca sobran

Tengo que pedirte disculpas. Sé que estas últimas semanas he estado un poco distante preocupado por esta nueva etapa en tu vida. Sabía que tenía una conversación pendiente contigo y no encontraba el momento adecuado. Y la verdad es que no entiendo mi actitud porque entre tú y yo nunca ha habido este problema, ni hemos necesitado prepararnos para conversar.

Lo cierto es que hay veces que las cosas se dan por hecho y no nos damos cuenta de lo necesario de verbalizarlas. Tú me has enseñado a mostrar mis sentimientos con naturalidad. Desde aquella primera noche hace ya muchos años que cuando te llevé a la cama y te arropé me soltaste un “Te quiero” que todavía resuena en mis oídos. Aún ahora, cada noche antes de dormir vuelves a decir esas palabras mágicas que quizá, siempre han sido mi dosis de tranquilidad y un valioso bálsamo para dormir en paz. Por eso ahora me es tan fácil expresar lo orgulloso que estoy de ti, del esfuerzo diario, de tus ganas e ilusión por conseguir lo que realmente quieres. Pero eso para mí no es lo más importante.

Siempre recuerdo cuando en las reuniones del colegio, tus profesores me decían que eras brillante pero que todavía podías dar mucho más de ti, sobresalir. Yo siempre les contestaba de la misma manera: «No tengo la suficiente fuerza moral para pedirle más. Mi única exigencia es que debe cumplir la premisa del para qué estamos aquí: Ser feliz todos y cada uno de los días de su vida». Ahora, cuando encuentro algún amigo o coincido con personas que hace tiempo que no veo, me preguntan por ti, si acabaste la carrera, si tienes trabajo. Mi respuesta siempre es la misma: «Es una persona feliz, un luchador con la cualidad de hacer felices a los que le rodean».

Hoy es tu primer día de trabajo. Te he contado muchas veces cómo fue mi primer día, todavía recuerdo ese hormigueo en el estómago. Diríamos que fue algo surrealista y sin embargo han sido 33 años en la misma empresa. Ahora, la manera de interpretar la vida laboral ha cambiado y tu permanencia en ésta u otra empresa dependerá de lo que quieras para ti, de dónde quieras estar dentro de un año, dos o diez.

En tu andadura profesional encontrarás personas de todo tipo. Personas que reaccionarán de forma negativa ante ti porque interiormente se sientan inferiores. Habrá quien lo haga al sentirse superior. Puede que te consideren una amenaza o un aliado. Encontrarás grupos enfrentados dentro del mismo departamento. Habrá personas alineadas con la misión de la empresa y habrá otras que se conformarán con cumplir su horario sin más implicaciones.

Sin embargo, puede que llegues a un lugar donde se trabaje de verdad en equipo, donde exista la figura del manager de la felicidad preocupado por que los trabajadores realicen su trabajo en las mejores condiciones. Puede que sea un lugar donde premien el talento y el salario emocional sea una realidad.

Pero todo esto, que lo podemos encontrar en cualquier familia, comunidad o círculo de amistad, aunque importante no es definitivo. Lo que realmente importa es la posición que vas a adoptar tú frente a todas estas posibilidades.Tú te conoces mejor que nadie. Sabes que eres generoso, colaborativo, que te gustan los proyectos en equipo y que el liderazgo compartido, del que hemos hablado en alguna ocasión, es la clave del éxito.

Vas a pasar muchas horas con personas, compañeros que en mayor o menor medida formarán parte de tu vida. Ninguno de ellos tiene el poder de hacerte sufrir, hacerte feliz o infeliz; no se lo otorgues. Sólo tú tienes esa capacidad y deberás gestionar situaciones difíciles y momentos dulces.

En cualquier caso, nunca pierdas la ilusión ni la pasión. Hoy es un día para disfrutar y sonreír. Mañana…, mañana será otro día.

Te quiero Mario.