Levantarse por las mañanas con tiempo de desperezarse, de decir buenos días a tu pareja o a ti mismo, preparar el desayuno, ducharse y no sentir el agobio de ir con la hora justa. Poder pensar en lo afortunado que eres al pulsar un botón y que se ilumine la habitación, apoyar las manos en el colchón que te ha permitido dormir cómodamente, sentir el agua tibia resbalando por tu cuerpo. Café caliente, unas tostadas… Si te has permitido “perder” 5 minutos en ti mismo, en observar dónde estás en relación donde querías estar y a tu mente vienen nuevas estrategias que emprender… Eres afortunado
Observo sin ánimo de juicio, (qué osado) las relaciones que ocurren a mi alrededor. Una especie de pellizco en el estómago me incomoda. Programas de TV que nos enseñan cómo día a día nos autodegradamos. La intención de poner líneas en mapas en vez de quitarlas o levantar barreras de espino para protegerlas. Cerrar puertos, negar auxilio. Proteger lo que nunca fue nuestro, justificar que nuestras desdichas son más importantes que las del resto del mundo. Me pregunto cual serían mis pensamientos si hubiera nacido en Sierra Leona, Níger o Burundi. Soy afortunado…
Con la libertad de escribir, de publicar mi propio blog. Muchos lo leen y mueven la cabeza, otros utilizan los comentarios del propio blog para vender medicamentos que no se expenden sin receta. Facebook, Twiter, Instagram, Linkedin, globalidad, deshumanización. Puedo escribir, maldecir, opinar, sugerir, persuadir, influir. Esto de aportar valor depende mucho de quien lo lea. Pero puedo y entonces… Soy afortunado.
Muchos, una gran mayoría, no tienen ni el tiempo ni los recursos para plantearse si son felices. Esto de la búsqueda de la felicidad está creando un ejército de infelices. Reír, llorar, estar triste, cantar, bailar, caminar, enojarse, permitirse estar ausente… Todo forma parte de la felicidad. Vivir es el objetivo.
Ahora que sabes lo afortunado que eres no malgastes tu tiempo en nimiedades. Es más importante vivir que estar vivo. Quizá el secreto de la felicidad está en la sencillez, en ser sin pretender, en estar sin comparar, simplemente en caminar.
Cuestión de perspectiva. Date permiso para adoptar aquella que más feliz te haga, pero que sea la tuya, tu perspectiva. Hay tantas definiciones de felicidad como personas en el mundo. Cuando me preguntan cómo de feliz soy, siempre contesto lo mismo… No sólo soy feliz, soy muy afortunado.
Sabio Juan Carlos, estoy tan de acuerdo contigo!
Esta mañana, sin ir más lejos, comentaba con un compañero del trabajo, a quien saludo desde hace casi cuatro años y nunca nos habíamos dedicado cinco minutos, la cantidad de actitudes ante el trabajo (y la vida) que compartíamos tras una agradable charla casual. Y la fortuna de ser felices trabajando (y viviendo) era el eje de casi todo.
Decía mi vecino de pasillo que en nuestro trabajo, quien quería, no hacía nada y no pasaba nada (wtf?), pero que a él le encantaba lo que hacía, pese a pasar el día buceando en datos económicos y «exceles» siendo la geología su formación y pasión. Y yo decía, una vez más, que me gusta trabajar a poco que tenga crecimiento personal en el horizonte, y que no puedo levantarme de la cama e ir a ningún sitio si pienso que voy a aburrirme o a estar amargado. Somos afortunados, y sí, eso nos hace felices, entre otras muchas pequeñas cosas a lo largo del día.
Saber que hay familiares y amigos al otro lado de la felicidad, y que la comparten. Saber que tenemos valores que nos hacen repudiar las vallas, las agresiones de cualquier tipo a otras personas, las regresiones de quienes siempre nos han querido enmudecer. Saber que todo eso nos hace mejores personas. Más felices.
Afortunado y feliz, yo también, por contar en mi bolsa de riquezas con gente como tú. Dar es una virtud muy grande, y eres un grande. Se te quiere.
Es esto de “MI reino no es de este mundo”. La intención siempre es remover conciencias. Preocupado porque curiosamente hemos pasado a ser la resistencia, cuando lo que exponemos debería ser lo natural. Observar cómo está el panorama propicia este fenómeno en auge de la búsqueda de la felicidad. Muchas personas viven con las manos atadas y buscan una salida. Difícil… Gracias por tu comentario Miguel Ángel. Se te quiere AMIGO
«I have a dream»: un día nos enseñarán a volver a la esencia y a pensar así desde pequeños. En ese momento seremos libres.
Gracias por el post y soy afortunada por haberte conocido.
Palabras audaces y certeras. Reales como la vida misma, esa que malgastamos mirándonos en el espejo de los demás. En la era donde es más importante el qué dirán, ya no pensamos en nosotros mismos. Un texto valiente, sencillo y contundente. Disfrutemos de eso que llamamos nimiedades, pero que son la esencia de nuestro recorrido. Juan Carlos es un placer haberte conocido y enhorabuena por este texto.
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