Hoy ha sido un día de esos que entran en la categoría de “día tonto”. Son esos días en los que por alguna razón, aunque realmente no sabes o no tienes motivos, las escaleras parecen más empinadas y el cuerpo y la mente van cada uno por su lado. Paseas por la calle y observas a la gente que pasa a tu lado y te sientes invisible y si miras al fondo, hacia el infinito, edificios y árboles parecen diferentes a como eran ayer. Piensas que has aterrizado en Matrix y por fin entiendes la frase “Mi Reino no es de este mundo”.
Mucho cuidado. Son esos días peligrosos, son días trampa, días en los que justificas tu estado de ánimo y te dejas llevar. Tu mente lo sabe todo sobre ti y sabe que tienes miedo, detecta tu inseguridad, tus dudas y en su afán por protegerte te lleva a terrenos que ya conoces, que ya has explorado y en los que buenos o malos, te sientes cómodo.
El eterno baile de un pasito para delante y dos pasitos para detrás. Sí, porque te descubres pensando en lo que vas a hacer cuando fracases en vez de estar visualizando lo que harás, donde estarás y con quién, cuando triunfes.
Hoy he hecho un recorrido por todos los post de este blog y me he dado cuenta que son reflejo de estados de ánimo, el estado de ánimo del momento en el que lo escribí. Sin embrago, en la mayoría de ellos está presente nuestro mayor enemigo, El Ego. Escribir para ti en vez para los demás justificando tus desdichas. Eso de mantener la linterna apuntando hacia tu ombligo.
No se puede pretender ser grande sin tener una visión global de las cosas, sin juicios. Basamos nuestros pensamientos y opiniones de lo que ocurre a nuestro alrededor únicamente en nuestra experiencia, nuestra educación, lo que creemos saber de la vida, y en caso de duda, nos sumamos a la corriente de pensamiento predominante del momento. Esto, perdonadme, es ser coto de miras.
No es el ego el que se esconde detrás de la cortina. Es ese “Otro Yo” que espera impaciente su oportunidad. Una nueva historia ha empezado a forjarse y vosotros formáis parte de ella. Es tiempo de salirse del carril, de dudar de lo establecido, de mirar desde arriba y derrumbar convenciones.
Sigo escuchando frases como «vivo la vida que me ha tocado vivir». La vida no es una tómbola, no se rifan desdichas ni momentos felices, no es cuestión de suerte. Tienes una responsabilidad para con tu vida y estás echando balones fuera. No te atreves, es más fácil resignarse. Es el momento de actuar.
Manteneos atentos.